14 de noviembre de 1989. Martes. Llovía en Málaga. A la una del mediodía el cielo se oscureció como nunca. Los malagueños presagiaban que algo gordo iba a ocurrir. Empezó a llover con una intensidad descomunal. La cortina de agua impedía ver más allá de veinte metros. Parecía el fin del mundo. Minutos después cayó una espectacular granizada. En poco más de una hora cayeron 180 litros por metro cuadrado. El caos se apoderó de la ciudad.
Los ríos Guadalhorce y Campanillas se desbordaron. Al igual que numerosos arroyos. Miles de personas quedaron aisladas e incomunicadas telefónicamente (la Policía Local y el Gobierno Civil estuvieron gran parte del día sin teléfono). Numerosos alumnos se quedaron a dormir en los centros escolares o en casa de sus profesores. Miles de empleados permanecieron en sus puestos de trabajo sin poder ir a sus casas y sin contactar con sus familiares. El miedo y la angustia eran la tónica habitual en la jornada.
Vehículos de policías y bomberos que acudían a prestar auxilio se quedaban atascados en medio del colapso. Las calles estaban inundadas y el agua entraba en comercios y viviendas. En la Trinidad y Portada Alta algunos vecinos tuvieron que subir a las plantas superiores, incluso encaramándose en los tejados, para evitar quedar atrapados por el agua.
Las inundaciones fueron más virulentas en el Oeste de la ciudad, en las zonas de influencia del río Guadalhorce. Así, el polígono industrial del mismo nombre y el puente de la Azucarera fueron de los más afectados. Unas dos mil personas fueron evacuadas en estos puntos. En Intelhorce estuvieron casi todo el día aislados 400 trabajadores, y en Fujitsu, 350.
La situación a las diez de la noche era bastante confusa. La incomunicación telefónica de ciertos servicios de emergencia dificultó la labor de auxilio. Las emisoras de radio fueron decisivas para mantener informada a la población. La lluvia no cesaba y subía el nivel del agua desbordada. Muchas personas perdieron sus casas y sus muebles.
La Legión acondicionó varios barracones del campamento Benítez para que pudieran pernoctar las personas que se habían quedado en la calle. El Ayuntamiento habilitó los albergues municipales, el centro de la Misericordia y la estación de autobuses para albergar a los damnificados. Unas 1.400 personas tuvieron que pasar la noche fuera de sus casas.
Desde Granada se pusieron en marcha miembros del Ejército, así como material de socorro transportado en un avión especial fletado desde Madrid con el objetivo de rescatar a los cientos de personas que estaban aisladas.
Poco a poco llegaban las primeras noticias más trágicas. Un matrimonio muere ahogado en el interior de su vivienda, ubicada en el arroyo Barriguilla, junto a Portada Alta. Pasadas las cuatro y media de la mañana aparece un niño muerto debajo de un coche en la barriada La Concha. El chaval se había subido a un camión de transporte de vehículos, con más gente, para atravesar el puente de la Azucarera y poder llegar a su casa. Se cayó accidentalmente, se golpeó en la cabeza y se ahogó.
También perece en un accidente de tráfico en Las Pedrizas un voluntario de la Cruz Roja que venía de Jaén para ayudar en las tareas de rescate. Al día siguiente apareció el cadáver de una mujer cerca de un cortijo, en Almogía, a 15 kilómetros de Villanueva de la Concepción, donde había desaparecido el día anterior. Era la quinta víctima mortal de las inundaciones. La sexta fue un agricultor de 42 años, que falleció al ser arrastrado el Land Rover que conducía por la corriente de las aguas del arroyo Campanillas. El cadáver aparece a dos kilómetros del lugar del siniestro.
Málaga se levanta el día 15 de noviembre de 1989 conmocionada por lo ocurrido y con una visión más amplia del alcance de la catástrofe. El agua había asolado la ciudad. La imagen era tremenda. Las autoridades alertan de los problemas sanitarios que se pueden derivar a causa de infecciones y de las restricciones de agua potable.
Las autoridades locales, regionales y nacionales visitan las zonas afectadas. Hay reproches al gobernador civil porque no informó previamente a la población de la situación de alerta. La Junta anunció una primera partida de 18 millones de euros y el Consejo de Ministros aprobaba ayudas especiales.
Voluntarios, trabajadores municipales y legionarios se afanan durante varios días en retirar de la vía pública escombros, barros, coches destrozados, mobiliario y otros enseres. La ciudad poco a poco recupera la normalidad. Pero jamás olvidará aquel cielo negro del mes de noviembre.
El texto y las fotos corresponden al Diario Sur de Málaga
Reportajes Inundaciones de un servidor :
2 comentarios:
El matromonio ahogado en su domicilio eran mis abuelos..yo tenia 9 años y estaba en el colegio..mis padres estaban de viaje y yo me kede una semana en casa de mis abuelos..mi tia me recogio dos dias antes..la noche del domingo..yo no me keria ir porque keria estar con ellos y me hinche de llorar...estaba lloviendo normal..el lunes fui al colegio y el martes..teniamos turno partido en aquel entonces..mañana y tardes..desde clase vi el cielo muy oscuro y las montañas llenos de granizos...en un segundo se puso todo blanco y el patio embarrado...ese dia mis padres llamaron ke no fuera al colegio por la tarde y pusimos ña radio y escuche sus nombres..la muchacha ke me cuidaba le dije ke eran mis abuelos, ke ellos se llamaban asi y ella me lo negaba...hoy dia tengo 34 años y sueño muchas veces ke iba a rescatarlos..ke me escape de casa para ir con ellos y sacarlos de la casa y los lleve a mi casa llena de barro y empapada de agua y le lleve a mi padre a sus padres vivos...los echo mucho de menos...hicieron un video como estaban ellos hinchados y llenos de barro y sacaron a mi abuelo por el tejado mediante una puerta boca abajo liado con una cuerda..vimos ese video en mi casa con 9 años ..eran imagenes muy duras para la edad ke tenia..pero keria verlos...hoy dia jamas se me borrara de la cabeza y sueño mucho con que yo los rescataba...desde aqui os digo que os quiero..os hecho mucho de menos..os mando un beso hacia el cielo...
Me ha emocionado leer el relato y la memoria tan vívida de aquel día.
Cicerón decía: La vida de los que se fueron está en la memoria de los vivos.
Fue un día terrible al menos en mi recuerdo como ciudadana.
Mis saludos.
Publicar un comentario